El informe de la Comisión Independiente precisa ahora que
nada menos que 164 declaraciones fueron alteradas 'en forma significativa',
mientras que 116 comentarios desfavorables a la policía fueron extirpados de
los testimonios.
A pesar de todas las evidencias surgidas en relación con el
encubrimiento y la incompetencia e imprevisión original, ninguna autoridad
policial o municipal aceptó responsabilidad ni fue procesada o castigada por lo
ocurrido.
Muere el fútbol, nace el fútbol
El primer ministro anunció ante el Parlamento que el
Procurador General, Dominic Grieve, tomará en breve una decisión para solicitar
a los tribunales la revisión de la instrucción y el veredicto originales.
También se disculpó ante los familiares de las víctimas, que
sufrieron 'una doble injusticia': el fracaso del Estado en protegerlos y la
acusación de ser los responsables.
Este caso ha conmovido hasta los cimientos a la sociedad y
el establishmentbritánicos, tanto por el elevado número de víctimas, muchos de
ellos jóvenes y niños, como por el cinismo del posterior encubrimiento, que
afecta el prestigio de la policía, una institución que aquí no tiene una imagen
tan mala como en muchos otros países.
También fue en su momento uno de los desencadenantes de la
modernización de los estadios británicos, ya que resultó evidente que la
vetustez de las instalaciones y del acceso a las tribunas contribuyó a elevar
el número de víctimas.
Y ya se sabe que la modernización de los estadios fue
paralela a la acción contra los vándalos, uno de los problemas sociales más
graves de la época.
Es cierto que en 1989 la seguridad en el estadio del
Sheffield Wednesday no llenaba los requisitos que ahora se consideran mínimos;
también es cierto que los vándalos existían entonces y que su irresponsabilidad
y violencia eran vergonzosas pero ya es oficial que esos factores no fueron
determinantes.
La principal responsable del desastre, por incompetencia
profesional primero, y por un vergonzoso encubrimiento después, fue la policía
de South Yorkshire.
Es este el dictamen al que ha arribado, tras 23 años de
dilaciones, el sistema social y político británico.
Queda por verse cual será el camino que ahora tomen el
Procurador y los tribunales. Los familiares de las víctimas no se conformarán
con que les hayan dado la razón: ahora querrán que se procese y condene a los
verdaderos culpables.
Pero ese es un proceso aparte, que todavía no ha comenzado
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